la técnica


¿qué es?


'El centro y la columna vertebral de mi teoría y práctica, en la que siento que no puedo insistir demasiado fuerte, es que la mente consciente debe ser acelerada.'
 
F.M. Alexander



No te preocupes, esto no es tan doloroso como suena!


Por el contrario, la técnica Alexander es una herramienta que podemos utilizar para averiguar de qué manera estamos utilizando más energía de la necesaria para lograr nuestros objetivos, ya se trate de tomar un sorbo de té, correr un maratón o resolver un crucigrama. En el proceso, las enfermedades crónicas, tales como dolor de espalda, problemas de respiración o dificultad para concentrarse pueden disminuir e incluso desaparecer con el tiempo. Llegamos a ser capaces de elegir sentirnos cómodos, pensar con claridad, mover con gracia y vernos mejor.

Los profesores de técnica Alexander trabajan para ayudar al alumno a percibir algo que es tan básico, que no se nos ocurra hablar de eso - nuestra manera habitual de hacer las cosas. Tan pronto como la idea viene a nosotros de hacer algo (digamos sentarse en una silla), una cascada de procesos comienza en el cerebro para preparar los medios por los cuales vamos a realizar la tarea. Una vez que sentimos que esta preparación está completa, casi siempre damos consentimiento para los medios a ser empleados. El cerebro envía mensajes a la musculatura, y nos movemos para sentarnos. Todo esto ocurre muy rápidamente y por lo general inconscientemente. La comunicación dentro del sistema nervioso entonces determina si el objetivo de llegar a la silla se ha sido logrado y lo marcamos como hecho en la lista mental 'para hacer' y pasamos al siguiente elemento (que podría ser tomar el diario). Esto pone la siguiente cascada de procesos psico-físicos en marcha, etc.

Alexander descubrió que la mayoría de la gente habitualmente y excesivamente 'acortan su estatura’, o como lo describio más específicamente: tensar el cuello, tirar la cabeza hacia atrás y comprimir la columna vertebral (y todas las otras articulaciones implicadas), siempre que ‘dan su consentimiento’ por sus habituales 'medios por los cuales' a ser empleados en la obtención de un fin. 

Nunca se nos ocurriria a la mayoría de nosotros que existe otra opción.

Pero existe. Puede ser exquisito descubrir que hay una brecha entre los preparativos habituales en el cerebro y la señal enviada a los músculos, donde podemos decidir conscientemente a hacer cosas mediante la expansión en lugar de contraer todo nuestro ser como la base para la actividad.

Al explorar este intervalo entre pensar y actuar, podemos aprender a proyectar conscientemente diferentes mensajes y volver a descubrir cómo movernos de una manera casi sin esfuerzo, como lo hicimos como niños pequeños. Y debido a que no damos consentimiento a poner en practica todas las ideas de forma automática en el instante en el que llegan a nosotros, podemos darnos cuenta de que no hay que sentarse todavía, porque hemos dejado el diario en la sala de entrada.

lo que no es:


Técnica Alexander no es una técnica de relajación, aunque puede ayudar con el manejo de la ansiedad y el estrés mediante la reducción de la tensión nerviosa a un nivel más apropiado.

No se trata de un tratamiento o terapia, pero si la falta de coordinación general es la causa subyacente de una enfermedad, la prevención de que la falta de coordinación continúe puede tener efectos curativos y lograr ‘facilidad’.

No es una solución rápida, sino un proceso abierto de auto-descubrimiento.

que sucede en una clase?


En general, utilizamos las actividades cotidianas simples como sentarse, pararse, caminar y acostarse como ejemplos para descubrir cómo estamos interfiriendo con nuestro propio buen funcionamiento en general. La profesora hablará y usara el tacto suave para ayudar al alumno percibir lo que está pasando en sí mismo.

Una vez que los alumnos tienen lo básico y están aplicando los principios en la vida cotidiana, se pueden hacer uso de clases para ayudar a aplicar la técnica a una actividad específica, como tocar un instrumento, hacer malabares, cambiar una bombilla o lo que sea que deseen perfeccionar con la ayuda de la profesora.